encuentro sachero

martes, 19 de agosto de 2008

de fiesta la chacarera


En Los Lagos, más de 5.000 personas bailaron por doña Luisa Carabajal Fiesta. Visitantes de todo el país convergieron a la casa de los Carabajal y bailaron junto a los folcloristas. Continuaba esta madrugada.
“Cuando salí de Santiago todo el camino lloré/ lloré sin saber por qué, pero yo les aseguro que mi corazón es duro, pero aquel día aflojé…” Canta Peteco Carabajal, la muchedumbre aúlla y el escenario parece venirse abajo en Los Lagos. Miles de emociones estallaron en la víspera, en la fiesta central en memoria a doña María Luisa Paz de Carabajal, la matriarca de 12 hijos, de cuya mente nacieron tal vez las canciones más representativas del folclore provincial.
El epicentro de la fiesta fue la casa familiar, sobre Ingeniero Iturbe y Elordi; hasta allí se llegaron más de 5.000 turistas, deseosos de cantar, comer y beber en el tradicional patio de tierra, donde María Luisa y su esposo, Francisco Rosario, criaron a sus herederos. Aquel “escenario” natural en que los pequeños Carabajal aprendían a caminar, hoy atrae y atrapa a porteños, cordobeses, rosarinos, tucumanos y riojanos, estelares testigos de un domingo en que las penas huyeron por los aires, espantadas por chacareras y zambas. Como decodificar un fenómeno conmovedor: en medio de la tierra, gente de múltiples tonadas interpretando las chacareras más conocidas: “Entre a mi pago sin golpear”, “Perfume de carnaval”, “Camino al amor”, “El campo te está esperando”, “Como pájaros en el aire”, etc… Palabras y melodías Las palabras para tanta pasión quizá intenten contarle al país que hay un patio en Santiago, en que ni el transcurrir de los años despojaron de autenticidad y humildad a la querencia y a su música. Tal vez ese sea el gran mérito-virtud o esencia; la fiesta de Los Lagos obró como catalizador de un sentir “familiero”: los turistas empezaron a arribar el jueves. Sin grandes pretensiones, fueron ubicándose en el patio de alguna casa vecina: alquilaron habitaciones y acomodaron sus carpas en cualquier fondo del barrio. Los anfitriones, desde entonces elaboraron sus mejores empanadas, asados, guisos, estofados, pescados y pasteles de charqui (elaborado con carne cocinada al sol). En un mismo espacio, tres o cuatro generaciones juntas celebraron con los Carabajal, cuan cumpleaños armado, sin condicionamientos por la ropa o los regalos. Un inmenso escenario fue ubicado en el centro de la calle, erigido en sagrada tribuna para el show de numerosos artistas, de trayectoria nacional. Cada chacarera era celebrada con gritos y pañuelos al aire; el espectáculo quedará atesorado en cientos de cámaras digitales y videos encendidos toda la siesta; también en un documental producido por allegados a los Carabajal. Éste, mostrará al país que hubo un domingo 17 de agosto del 2008 en que la chacarera aglutinó a más de 5.000 personas: cada segundo conjugará la mística de familias enteras que soparon de un festín que goza, más que nunca, de larga y perdurable vida musical.

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